¿Acaso la persona pierde en algún momento su naturaleza humana por sufrir?

Erika Arelluna Fauré

Formadora Antropología Social

Para dar respuesta a esta pregunta, quisiera referirme a la Humanización de la salud, como una propuesta integradora y no como una ideología o una simple filosofía, sino que como un proceso de actualización de nuestro compromiso con la persona que sufre, un compromiso que está en peligro de perderse en una sociedad cada vez más tecnificada y deshumanizada.

En esta oportunidad no solo me voy a referir a la persona enferma por COVID, que sufre y que necesita, además de la competencia y de la técnica, un corazón que la ame, el calor de una mano amiga, una palabra de esperanza, sino también como nos acercarnos a los que están mal, a los que lo pasan mal, a los que no se valoran a sí mismos, a los que están «corrompidos» por dentro o por fuera, ir a los ilegales, que no tienen papeles, a los que están desahuciados, a los cesantes de larga duración, a los que no tienen preparación para conseguir trabajo, o no tienen salud, o no viven conforme a la moral cristiana…,

Sentirse humano es tener sensibilidad, compasión de las desgracias ajenas. Humanizarse es compadecerse de los demás. Es escuchar con atención, animarle, compartir su pena y aflicción, mostrarle salidas en su laberinto de dudas, acompañarlo, estrecharle sus manos y su cuerpo. La humanización nos lleva a afirmar que “ser” puede ser más importante que nuestro “quehacer”, por lo tanto, es establecer con quien nos necesita una relación de igual a igual centrada en la persona, reafirmando su dignidad y grandeza.

Se trata de no pasar de largo ante las situaciones que viven el hoy, muy por el contrario, ayudarles a desarrollar su autoestima y generar niveles de fortalecimiento o empoderamiento como estrategias que reviertan la internalización de la impotencia, favorezcan el sentido de control personal y desarrollen habilidades de movilización personal y colectiva para cambiar las condiciones personales y sociales.

Unas de las claves más sencillas que deseo abordar en estas líneas para Humanizarnos, es la relación con la Persona en Situación de vulnerabilidad, lo primero es Acercarnos, no se puede ayudar al que sufre a distancia. Hay que acercarse, y es preciso hacerlo sin prisas, con tacto y con respeto, sin paternalismos, dejando y facilitando que el enfermo sea el protagonista: Mostrarle cercanía, confianza y amor; preocuparse por todo sin preocupar; conmoverse con todo sin compadecer; aguantar sus rarezas sin incomodarse; hacer el bien sin crear dependencia; infundir ánimo, fuerza y esperanza; estar disponible sin imponer.

Nuestra empatía, tiene que estar hecha no de palabras ni tampoco de meditación, sino de una conducta y una actuación de cercanía, escucha activa y afecta sincero. Por todo lo antes expuesto, la humanización de la salud debe llevar a la la sociedad debe buscar responder a las necesidades de la persona como ser integral.

Una pregunta ineludible para todo hombre y toda mujer es ¿Quién soy? No podemos renunciar a ella; es una pregunta siempre viva y actual en el corazón de todos los seres humanos. En ella reconocemos una pregunta, que no es otra que la del sentido de nuestra vida; y como es una pregunta real y acuciante, se nos presenta en un mundo que nos interpela, en un tiempo que nos provoca… ¡es el mundo que nos toca construir y el tiempo que nos toca vivir!

¡Cuántos hombres y mujeres de fe han recibido luz de las personas que sufren! San Francisco de Asís, del leproso, la Madre Teresa de Calcuta, de sus pobres. Han captado el misterio que se esconde en ellos. Acercándose a ellos, no les han quitado todos sus sufrimientos, ni han podido dar razón cumplida de todos los males que los aquejan. La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar. Al hombre que sufre, Dios no le da un razonamiento que explique todo, sino que le responde con una presencia que le acompaña, con una historia de bien que se une a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz.

“Lumen fidei / La Luz de la fe” Referencia bibliográfica: ✓ Qué es humanizar la salud,BERMEJO, JOSE CARLOS , 2003

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