En un nuevo aniversario de nuestra Arquidiócesis de Santiago y ciudad capital, viviremos alegres el reconocimiento a quienes son auténticos discípulos- misioneros, a través de su testimonio vivo en el servicio a la Iglesia.
Este domingo 28 de julio a las 12:00 hrs. en la Catedral Metropolitana, se reconocerá a Segundo Lorca González, quien descubrió su vocación laical marcada por una fuerte devoción mariana a través del contacto con los frailes dominicos del templo Santo Domingo.
En 1979, hizo su profesión perpetua como laico dominico en la entonces llamada Orden Tercera de Santo Domingo, llegando a ser más tarde formador de los laicos que ingresaban como novicios a esa comunidad laical.
Segundo profundizó su formación, a través de cursos en el Instituto de Catequesis como Introducción a los Evangelios, Mariología; entre otros.
Segundo destaca su cercanía y amor maternal hacia la Virgen quien “siempre me ha escuchado y me ha ayudado”, dice.
Un ejemplo de ello fue en 1988 cuando le diagnosticaron ceguera. “Yo me encomendé a la Virgen y cuando fui al control médico, ellos dijeron que lo sucedido era un milagro, porque la enfermedad había desaparecido. Me sané, después de estar desahuciado a perder la vista en un corto plazo de algunos meses”, explica.
Más sobre su vida
Segundo Alfredo Lorca González nació en Santiago de Chile, el 30 de agosto de 1942.
Sus padres fueron Magdalena González y Abelardo Lorca, quienes tuvieron tres hijos: Teolinda de las Mercedes, Sergio y Segundo. Los tres hijos fueron educados en la fe católica desde temprana edad. Esta formación cristiana, despertó desde la infancia de Segundo una devoción especial por la Madre de Dios, la Santísima Virgen María.
Segundo visitaba junto a su mamá la iglesia de Santo Domingo y cuando tenía 10 años, comenzó a visitarla por decisión propia para rezar a la Virgen todos los jueves.
Estudió en el colegio Alessandri hasta el primer año de Enseñanza Media. Luego entró a trabajar en la industria Ferriloza durante 15 años, hasta su quiebre en 1973. Durante su labor sufrió un grave accidente en que perdió algunos dedos de la mano derecha.
Asumió fielmente un compromiso pastoral en la década de 1960 en la Parroquia de la Vera Cruz en calle Lastarria, con el entonces párroco, padre Iván Larraín y su sucesor, padre Erasmo. Fue catequista desde los 18 años.
Luego descubrió su vocación laical junto a los frailes dominicos del templo Santo Domingo, lugar en el que hoy sigue anunciando el Evangelio y su amor por la Virgen María.
Felicitamos y agradecemos al Señor por la vocación de Segundo y tantas otras personas en nuestra Arquidiócesis que recibirán la Cruz del Apóstol Santiago para distinguir la misión que realizan con alegría y esperanza buscando dar a conocer a Cristo en el diario vivir.